Al escoger una actividad física, lo hacemos motivados por el deseo de sentirnos bien con nosotros mismos, hacer un paréntesis, distraernos de manera saludable o puede que también disfrutemos al destacarnos. Todo esto, mejora cuando lo compartimos, sin embargo algunas veces, nos confundimos y actuamos de manera que producimos efectos contraproducentes. Sí estamos con personas, muy buenas otras que tienen dificultades y también las que son básicas o principiantes, lo aconsejable es llevar a cabo la actividad, de manera que podamos compartir con cada uno y con todos. En lugar de querer ser tan bueno como el mejor, vale la pena practicar agradablemente con los que están aprendiendo, o los que ya saben algo, o con los que ya tienen rango profesional.
DIANA NEIRA
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