Antes de abordar de el tema de los modales al consumir, acostumbro a decir que se trata de compartir la información, en ningún caso de imponerla. Me impulsa el saber que quién sabe lo que debe hacer, lo utiliza en el caso que le apetezca. es usual evitar sentirse incómodo cuando se encuentra en el centro de toda reunión, la mesa. Al ubicarnos en un asiento, nos disponemos a compartir la bebida, la comida, el espacio, el tiempo y los factores de comunicación como son el lenguaje corporal, la expresión facial y la conversación. Lo que se hace es percibido por todos los que están en la misma mesa, y cada uno se cataloga según su actuar. Por esta razón,
se invita a comer a quien es un candidato para ocupar una posición destacada.
El concepto que se tiene respecto a una persona, se complementa con esta oportunidad.
Hacer ruidos innecesarios, hablar con la boca llena, empezar antes que el anfitrión, bajar a consumir la comida, en lugar de llevarla hacia la boca, comerse el pan a mordiscos, hacer sopas, o limpiar el plato con un trozo de pan, son puntos que deben evitarse, por lo menos en público.
Los modales son parte del comportamiento con uno mismo, hacen parte de la autoestima, de manera sí son nuestros, bien vale la pena, acostumbrarnos.
Cada uno vale por lo que es, no por cómo nació, ni a dónde; esto toca por suerte, no por decisión. Darle importancia a estos asuntos, redunda en nuestra imagen personal.
Una persona ante el otro, hace tres procesos de mercadeo. El propio, el de lo que hace, y por último el de la familia o entidad a la que pertenece.
DIANA NEIRA

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